Monday, June 20, 2005

Malditas hormigas

Malditas Hormigas
Recuerdan mi rosal, aquél que les decía que retoñaba con la lluvia que no ha cesado del todo. Pues bien, lo veo todos los días porque vive en mi ventana, esa ventana que es la puerta hacia un mundo exterior lleno de árboles y nidos de pajaritos. Yo sé que es ya verano, pero en estos sitios del país no se nota mucho el cambio de las estaciones y los pajaritos recién ahora han empezado a formar sus nidos en los flamboyanes y en la ceiba. Hay nidos de cotorros en los chicozapotes y mi jardín se llena de trinos y de colorido. Las flores del flamboyán y de la lluvia de oro tiñen de arcoiris el espacio en donde se encuentra mi casa.
Pero bueno, regresando a la causa de mi indignación y mi enojo, debo decir que ayer mi rosal era una planta fuerte, llena de brotes nuevos, incluso tenía ya unos cuantos botones ansiosos de seguirse alimentando con el agua de lluvia para abrirse en todo su esplendor y saludar con sus pétalos al sol. Hoy en la mañana, me asomé a la ventana para ver el amanecer, escuchar los pájaros y recrear mi mirada con los colores de la mañana, cuando reparé en mi rosal, ¡qué coraje! Estaba pelón, ni una hoja sobrevivió al embate de las malditas hormigas, un día y una noche bastaron para que esos animalitos, ejemplo de trabajo arduo, me dieran una demostración de su organización infalible dañando una de las plantas que más quiero. Se la acabaron completa, no respetaron ni los botones, desapareció, quedaron sólo sus ramitas pelonas como suplicando auxilio.
Ya comenzó mi venganza, no tengo nada en contra de las hormigas, pero esta vez han llegado muy lejos, habiendo tantas plantas y hasta hierbas no deseadas en la jardinera, eso de venir a comerse mi rosal, es cosa de animales descerebrados, insectos con cuerpo segmentado y tenazas por boca que fueron cortando poco a poco las hojas de mi rosal hasta dejarlo desnudo ante las inclemencias del tiempo. Y parece que el cielo llora conmigo, la lluvia no ha cesado de caer, y pretende seguir alimentando a mi rosal, sé que no es débil, así que podrá reponerse al ataque despiadado de las hormigas. Comencé mi venganza esta misma mañana rociando toda la jardinera con insecticida… Espero sinceramente no volver a ver a esas hormigotas rojas paseando por los alrededores de mi rosal, pues si vuelvo a verlas, no tendré piedad de ellas. A ver, entiendo que deban comer, lo que no entiendo es por qué se comen mi rosal, la única plantita a la que le he dado mis cuidados, la única que me ha respondido regalándome hasta una docena de rosas en unos cuantos días, ¿por qué contra él?, ¿qué daño les hizo a las hormigas para que decidieran atacarlo? No entiendo a la naturaleza, pero menos entiendo al hombre que mata sin piedad a sus semejantes cuando se enfrasca en una guerra que no entiende, cuyos ideales no comparte y que comandados por un presidente, son capaces de arrearse a balazos contra el primero que se les ponga enfrente, sin importar si es hombre, mujer, niño o anciano.
Pero no estoy aquí para explicar la conducta humana, ni la animal. Así que hormigas rojas, hagan el refabrón cavor de no regresar a mi jardinera, so pena de ser aniquiladas. Advertidas sean.

1 comment:

Anonymous said...

Yo digo: MALDITOS ZANKUDOS!!!! ahhhhhhhhhhhh siiiiiiiii muxo muxo...