Monday, June 06, 2005

El recuento de...

Rosal
Llueve desde anoche… no ha parado de llover, tormenta eléctrica acompañando esta lluvia, pareciera como si de pronto todos los ángeles del cielo estuvieran llorando, pero ¿por qué? ¿cuál es la razón de su llanto?
¿Acaso están tristes por mí? No deberían estarlo, yo misma no estoy triste, sólo confundida, sin saber a ciencia cierta qué es lo que puedo esperar de la vida a estas alturas.
Claro que tampoco sé a ciencia cierta qué es lo que quiero. Por ahora estoy contenta, tengo un buen trabajo, mi familia está bien gracias a Dios, tal vez me gustaría en este momento a mis 28, casi 29 tener una pareja estable con la cual pensar en formar una familia… quisiera volver a España a reencontrarme con mis amigos que dejé por allá, quisiera abrazar a mis abuelos antes de que cuelguen los tenis, quiero tantas cosas… y al mismo tiempo, estoy satisfecha con lo poco que he logrado.
No me lo tomes a mal, no soy conformista, sólo que recibo tantas bendiciones a diario, que hasta se me hace egoísta ir por la vida deseando más, supongo que hay muchos hombres, mujeres y niños que desearían tener un poco de lo que yo tengo.
Mis padres me han educado en la generosidad y el amor, y aún así siento que algo falta, aunque sigo sin saber bien lo que es.
Pero bueno, me he desviado mucho del tema, decía que desde anoche no ha parado de llover, y yo quisiera conocer la causa de esta lluvia. Unos seguro dirán que la está provocando la onda tropical que anda por las costas oaxaqueñas, pero yo creo que hay algo más. Tal vez la razón de tanta lluvia sea que mi rosal tiene sed y con estas lluvias que han caído últimamente, está retoñando, se ha llenado de hojas nuevas y de botones que esperan a abrirse ante los rayos del sol, cuando el sol venga.
Es difícil comprender a la naturaleza, pero más difícil es comprender a un hombre o a una mujer que han caído en las redes de Eros. Por eso siempre he dicho que a los enamorados no hay que entenderlos, acaso tal vez compadecerlos, o mejor envidiarlos.
¿Que si me he enamorado?, sí una vez de un hombre maravilloso, que en su tiempo fue el todo para mí. ¿Qué pasó? Bueno pues simplemente no era nuestro sino seguir juntos, pero no pensé que me costaría tantos años sacármelo de la mente (del corazón), sin embargo jamás borraré su recuerdo, porque con él aprendí el goce de un beso tímido, el disfrute de los besos apasionados que nos robaban el aliento, la calidez de su abrazo a mi cintura, lo divertido que es recorrer un museo entre dos locos que sólo piensan en acariciarse discretamente mientras tratan de adivinar los nombres de las obras.
¡Cuántos momentos felices a su lado…! pero ahora, pensándolo bien, sí hay algo que me angustia, y ese algo son estos 8 años de “soledad”, de sequía interior (que afuera sigue lloviendo), de no volver a encontrar con quién compartir el amor.
Sé que muchas veces mis escritos llevan impreso un dejo de melancolía, pero bueno, ¿qué les digo?, acostumbro a escribir cuando mi estado anímico no es el óptimo, pues es cuando necesito ponerme en papel, leerme, releerme y tal vez algún día comprenderme.
Aunque claro, el tener tus ojos en mis letras es un aliciente para seguir escribiendo, para seguir compartiendo un cachito de mí en cada hoja que voy llenando de hormiguitas negras que no atinan a salirse de los bordes.
He divagado ya bastante, así que termino aquí, pidiéndote que te tomes un minuto en hacerme saber tu opinión, bueno, si quieres… que aquí no se obliga a nadie.

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