Wednesday, December 28, 2005

Inocente palomita

Te dejaste engañar,
sabiendo que en este día
en nadie puedes confiar

Así nos las gastamos los mexicanos el 28 de diciembre, sin embargo si nos remontamos lo que pasó hace un poco más de 2mil años con el nacimiento del Hijo de Dios, veremos que no es precisamente una fecha festiva, sino un recordatorio de hasta dónde puede llegar la ambición del ser humano.

Recordando un poquito la historia, vemos que el Rey Herodes, al enterarse que había nacido en Belén el Rey de los Judíos mandó matar a todos los varones menores de dos años, para asegurarse la permanencia en el trono, mas en su ignorancia no supo de qué reino se hablaba.

Mientras los pastores y los ángeles cantaban con júblio: "Un niño nos ha nacido aleluya, un hijo se nos ha dado aleluya", Herodes llevó a cabo su matanza, pero como Papá Dios no iba a permitir que mataran al Redentor antes de tiempo, mandó un Angel a hablar con José el padre putativo de Jesús (de ahí que a los Josés se les diga Pepes), para advertirle en sueños que tenían que abandonar Belén y emprender así la huida a Egipto.

Jesús niño y sus padres no lo pasaron muy bien al principio de los tiempos, pero sabían que mientras confiaran en Dios Padre, nada les faltaría y nada malo les iba a pasar.

Yo les invito el día de hoy a hacer una reflexión en el sentido de que no debemos dejarnos doblegar por la avaricia, el orgullo, o el ansia de poder, sino que al contrario, debemos ser siempre humildes para que podamos escuchar la voz del Padre y podamos seguir sus caminos.

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